Resido desde hace algún tiempo en Londres, como tantos otros. Londres, en particular South Kensington y Notting Hill están abarrotado de españoles. No es un decir, es un hecho. Cualquier que camine por el paseo de los museos, como le llamo yo, en Cronwell Road hacia Harrods, se hartará de escuchar español y a los españoles, que aunque no es cierto el mito de que seamos los que más alto hablemos (los italianos nos ganan por goleada, y las coreanas cuando se juntan en modo «ay, oh, jo qué ilu cuanto tiempo sin verte» es increíble lo chillonas que pueden llegar a resultar), sí es cierto que no nos cortamos un pelo y se nos oye. Vamos, merecerá la pena o no lo que decimos, pero se nos oye. Alto y claro. No como los ingleses, que pronuncian la a poniendo la boca para decir e. No. Nosotros abrimos la boca para decir «A» y soltamos una «A» bien redondida y sonora. No problem.
El caso es que reunido con un grupo de amigos de distintos países (y algún que otro español, para qué negarlo) una chica, estudiante y trabajadora (como la inmensa mayoría por aquí), y con un curriculum en su sector bastante bueno para su edad, dijo que lo que les tocaba a los de su generación (que tampoco es que hubiese tantos años de distancia con la mía, pero bueno) era vagar así, subsistiendo, haciendo cursos, aprendiendo idiomas, trabajando de cualquier cosa para ir tirando, Europa adelante, mientras los políticos en España se tomaban la molestia de adecentar el país… A lo que le calculaba unos 4 o 5 años, como mínimo.
Me temo que tenía razón.
Aunque el pensamiento además de derrotista, denotaba una cierta falta de espíritu, lo cierto es que reflejó muy bien lo que muchos de los allí reunidos pensaban. Se habían formado y habían ido haciendo todo aquello que se les había dicho: Becas, cursos, prácticas,… Todo estaba ahí, en el manual del buen curriculum; pero no había funcionado. Y la treintena amenazando o ya pasada, lo cierto es que los sueños parecían cada vez más inalcanzables.
Hoy aparece la noticia de que Moody’s le pega otro palo a Zapatero. La recuperación económica y financiera de España, cada vez más lejos. Y las palabras de Zapatero, hablando de brotes verdes y de creación de empleo una y otra vez, son cada vez menos creíbles. La gente busca desesperadamente una salida a su situación, donde sea. ¿Que tienen que ponerse a estudiar alemán? Pues se ponen. Lo que sea, lo que haga falta; pero no quedarse en España.
Zapatero ha convertido a la campeona de la creación de empleo de Europa, la tierra de oportunidades para millones de personas en todo el mundo, en un erial donde no hay trabajo, esperanza, ni confianza en las instituciones. Toca vivir como se puede. Subsistir, si tienes suerte y puedes, vagando por donde se pueda, a la espera de alguna oportunidad para prosperar.
Mientras tanto, toca seguir asistiendo al espectáculo esperpéntico de disparates y paridas del desgobierno de los analfabetos y las chonis, con leyes como la de la Igualdad de Trato a la que Elentir le dedica unas muy acertadas palabritas.