Concentración: España no quiere radicalismos

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Visto vía Mercedes Mosquera.

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Los papeles de Panamá y la hipocresía

Lo de los Papeles de Panamá trae cola dentro y fuera de Twitter. No vean cómo las zascaba esta misma mañana D. Federico en su arenga matutina; y eso por no contarles toda la diatriba anticapitalista de la Sexta. ¿Quiéren saber ustedes quiénes tienen el dinero en un paraíso fiscal? Nosotros se lo contamos…

Vamos, lo de siempre. Que los ricos, por aquello de serlo, son feos, malos y además bobos a los que pillan ejerciendo de ricos… ¡Hay qué ver!

No voy a extenderme ni lo más mínimo en este asunto que me parece tan penoso como el de los votantes cuckold del que hablaba ayer en el blog (y al menos este tema era más divertido). Los papeles de Panamá es el claro ejemplo de cómo se puede apelar a los instintos más bajos y ruines de la gente. El propio El Confidencial lo confiesa, aguas abajo, en su propio artículo:

9. ¿Es ilegal tener una sociedad en un paraíso fiscal?
No, es legal siempre y cuando el beneficiario declare la sociedad a las autoridades fiscales del país en el que reside.

Leer más:  Papeles de Panamá: ¿Qué son Los Papeles de Panamá?: diez claves para entender la investigación.http://goo.gl/DcOMrl

Así que no hay mucho más que comentar al respecto. No hay nada de ilegal – al menos por el momento -, en lo realizado por los señores que ahora son señalados por los medios. De momento, señalados sólo por lo evidente: Por ser ricos.

Me diréis que la cosa puede no ser ilegal pero sí inmoral. No veo yo qué tiene de inmoral llevar el dinero propio a donde uno estime menester mientras cumpla con las leyes; pero bueno. Veamos cómo de inmoral e indecente os parece. Midamos de forma efectiva el verdadero nivel de indignación.

Pablo Iglesias, a la sazón valedor de cuantos delincuentes hay en España y muchos en el extranjero salía ayer con una de esas frases muy suyas en Twitter:

Una de esas frases muy guays, muy de aquí estoy yo que sí que lo valgo, y sí que soy molón del de Hispan TV. Pero ya que parece, a la vista del revuelo montado en Twitter con los Papelitos de Panamá que hay mucha gente que comparte esa idea, voy a proponer una idea revolucionaria: Que hagan algo para demostrar su indignación.

Casos habrá muy complicados de atacar. Otros muy fáciles: Os pongo el caso de Leo Messi. Basta con plantarse delante del Camp Nou y pedir la expulsión del delantero del equipo. ¡Eh, y ya puestos no volver a comprar una entrada para un partido del Barça hasta que ésta se produzca! Por coherencia, digo.

Que sí, que ya os estoy oyendo: No hay que mezclar. Será esto o lo otro, pero es un buen futbolista y es lo que importa, etc. Ya me parecía a mí…

Por cierto, que Leo Messi ha dicho que va a actuar contra El Confidencial y La Sexta por implicarle en este «escándalo» que tiene más tintes de tomate que de periodismo. No es que me merezca el sr. Messi especial aprecio y sus antecedentes no son como para darle gran credibilidad a su dignidad y buen nombre a este respecto, pero oigan… Yo también actuaría como él si se diera el caso. La cosa es simple: Los paraísos fiscales existen porque también hay infiernos fiscales.

Y para terminar, sólo una idea muy sencilla: Mientras no se demuestre alguna ilegalidad todo lo que se está haciendo es un linchamiento por envidia. Que sí, que son ricos, y algunos de ellos cretinos como pianos; pero aquí hasta el más tonto declara por un tramo más bajo al que le corresponde si cree que cuela o coge ese alquiler de la quincena de vacaciones sin declararlo.

Mamanding, perreos, y adultos idiotas

«Yo por una botella de cava, me despeloto» declaró alegremente la «universitaria» mientras entre «uys» y «ays» y muchas risas tontas propias y de sus compis de uni se dirigía hacia el escenario a perrear como una golfa…

La cosa es, según dice una experta de algo, que se trata de la «cosificación de la mujer».  La mujer como una cosa, y eso. Esta debe de pertenecer al Partido Humanista: NO eres una lavadora. No eres un televisor.

La responsabilidad es del empresario

«La responsabilidad es del empresario» sentencian contundentes todos los preguntados; porque sí, son mujeres mayores de edad, libres, no esclavas; pero no son responsables de sus actos. Son idiotas, vaya.

Por su parte, el empresario está que lo flipa. «¡Pero si también organizamos fiestas de chicos…! ¿Por qué tanto revuelo?» Pues porque son chicas, chico; que no te enteras. Porque vivimos en el mundo de la igualdad de género esa, que algún día obligará a los hombres a amputarse el miembro para no ofender a las miembras; porque para algunas la igualdad no se alcanzará hasta que no sissifiquen a todos los hombres. Y en esas están.

Y no se crean, que en estas están todas las miembras o miembrecillas en cuanto se sienten alguien: «Mujeres cachis», «Mujeres guays», «Supermujeres», «Mujeres por la igualdad», «Mujeres por la libertad», «Mujeres por un bocadillo caliente»… Cualquier cosa vale para «empoderar» a la mujer y para reivindicar una subvención o simplemente sentirse importantes, que también cuenta. No sea que un día en aras de la «igualdad» se les ocurra montar una «Asocación por la libertad» o similar, donde todo el que suscriba el ideario pueda participar…. Igualdad de género lo llaman…

Que los jóvenes hoy – universitarios, dicen, que no creo que nadie les haya pedido el carné para saber si lo son o no; por ende mayores de edad a los que se les supone una mejor formación- entiendan divertido desnudarse o chuparla a cambio de copas (lo llaman «mamanding«) no es precisamente una buena noticia; la degradación del ser humano nunca lo es y si encima acaba en prostitución, peor aún; y si, todavía para más inri, acaba en una prostitución que hace digno al estilo cubano, esto es, sexo por bocadillos (al fin y al cabo fruto de la necesidad), mucho peor aún.

Pero a mí me parece tanto o más grave que quienes dicen preocuparse de estos comportamientos lo hagan desde la demagogia y el pensamiento único nihilista totalitario. El caso es tratar a la gente como niños, siempre como niños. Siempre negándoles la capacidad de decisión, quitándoles cualquier responsabilidad sobre sus actos.

¿Que el empresario es un tipo sin escrúpulos, de moral digamos relajada, que solo busca hacer caja sin importarle todo lo demás ni una higa ni media? Cierto. Pero que la chavalada que va a esos saraos no va obligada nada más que por su propia necedad, también es cierto. Y como lo  es, los primeros responsables de lo que pasa son los propios chavales. El empresario no es, ni siquiera, el inductor del «crimen», es la excusa. Y entre los inductores están los que se dedican a quitarle al sujeto de la acción cualquier responsabilidad sobre la misma para trasladársela a cualquier complemento o adverbio que encuentran a mano.

Miembros y miembras

Imaginaos que yo os dijera algo como:

Queridos amigos y amigas,

Hoy os quiero hablar de cuál es la situación que tantos españoles y españolas pasan cada día derivada de esta crisis que nos afecta a todos y a todas.

Pues resultaría que, atendiendo a los cánones de la demagogia y la tontería de lo políticamente correcto estaría hablando fetén de la muerte, osea…

Tan es así, que a nadie del circo romano de la política del pensamiento único y la igualdad de género le parecería mal que yo diese semejantes patadas a la lengua española y su tradicional y necesario (en un idioma en el que sus hablantes nativos tenedemos tan poco a extendernos) criterio de la economía del lenguaje. Muy al contrario, me aplaudirían. ¡Bienvenido al redil, muchacho. Al fin uno de los nuestros!

Pero hete aquí que en un país tan bobo como para llamar juezA a la mujer que administracia la justicia, por contraposición al «Juez» que es el varón, como si terminar en «Z» tuviese una implicación de género insoslayable, o que habla sin pudor de «concejala» en vez de «concejal» porque se conoce que la «l» final pervierte el femenimo que de natural le daría la «a» a la última sílaba de la palabra; ya son dos las ocasiones en que un ignorante (en su día fue una ignoranta) se presenta ante la cámara baja y suelta aquello de «miembros y miembras» y se monta el escándalo monumental.

Que si bobo por aquí que si ignorante por allá… ¡Qué barbaridad! Sus señoríos y señorías no son miembros y mucho menos miembras de ningún lugar. No vaya a ser que alguien se confunda y piensen que tienen alguna responsabilidad.

Temo que, incompentencia y mediocridad aparte de quienes no se ven mejor capacitados para luchar contra las discriminaciones ante la Ley que por género pueda haber que dar patadas a su lengua materna, la confusión de estos señores y estas señoras tan políticamente correctos y correctas puede venir del hecho de que la RAE no recoge en su diccionario el vocablo «miembras» como sí recoge «jueza» o «concejala«. Convendría recordarles que la RAE recogerá en su diccionario cuantos vocablos se utilicen, porque este es el fin último de dicho diccionario, recoger los usos del lenguaje, no establecerlos ni imponerlos.

Si quieren decir «miembras» pueden decirlo. Sin pudor. No pasa nada. Bastante hacen el ridículo ya cada vez que dicen «jueza» o «concejala». Yo, desde aquí, les recomendaría en cambio que dejen de decir paridas. Ellos se ahorrarán las «miembras» y los demás el bochorno.

PD: Todo ello por no mencionar que está muy feo hacer burla de una compañera de partido, sr. Sánchez. Muy, muy feo.

¿Por qué la izquierda se opone a la cadena perpetua?

¿Tan mala opinión tienen de sí mismos?

La verdad es que es un misterio. ¿En quién o quiénes estarán pensando cuando se oponen a que un asesino se vaya a la cárcel y no moleste más a la sociedad? ¿Por qué razón alguien habría de querer que los sociópatas estén en la calle, pudiendo atentar contra las personas una y tantas veces como quieran?

Dicen los progres que la cadena perpetua no es justicia. No me malinterpreten, caballeros, pero si algún día atentan contra su vida o la de sus seres queridos (y de verdad que no se lo deseo, y menos aún a sus seres queridos que no tienen culpa de sus estupideces), pueden ustedes personarse en el juzgado y pedir que dejen libre al criminal. Yo, en cambio, si me encontrase en dicho trance (¡quiera Dios que nunca me encuentre!) pediré la pena más larga posible. Y por si algún memo me saliese con la majadería de que soy vengativo, ya se lo aclaro yo ahora para que no les quepan dudas: No, no soy vengativo. Al contrario, soy un buen tipo. Un ser vengativo degollaría a quien lo violenta y de paso a su familia y sus amigos. Yo no soy así. Soy una buena persona (mal está que yo lo diga), pacifico hasta la médula; pero creo que con un atentado por criminal es más que suficiente, que en el mundo somos muchos como para tener que frenar a los mismos varios veces.

Los pijos de la ira

Antaño los reyes conseguían su corona destronando a sus progenitores, no pocas veces con cruentas guerras de por medio. Hoy las monarquías que quedan han aprendido la lección (quizás por eso entre otras cosas hayan sobrevivido) y si acaso el rey no quiere ceder el cetro, se le destapa algún escándalo que le invite a dejar el trono a su heredero. Pero lo cierto es que esta forma civilizada de proceder sólo se da en las monarquías, porque en el resto de los parajes del poder del mundo, el poder se… arrebata. Sí, se arrebata; porque por las buenas no lo suele soltar nadie; pero hoy en día sin violencia, ¡y ese ha sido un grandísimo avance!

Hemos aprendido a evitar la violencia. Por las malas, a base de que ésta nos aplastase cuando la hemos intentado usar en nuestro beneficio, cierto; pero hemos aprendido que la violencia puede aplastarnos y que, aunque a veces creamos que puede ser necesaria, incluso conveniente, siempre es impredecible y sus resultados pueden ser desastrosos. Y fruto de ese aprendizaje hemos inventado las elecciones. Las elecciones sí, ¡qué invento tan maravilloso!

Cada cuatro años el poder se reparte el pastel, pero sin derramar sangre. Los poderosos hacen redactar a sus escribas programas electorales y durante unos meses se dedican a mostrar su mejor cara. Se someten al escrutinio de la prensa (cuando ejerce) y hasta del ciudadano (que casi nunca ejerce) y al final, como si de un concurso de belleza se tratara, los más simpáticos se llevan la parte más gorda del pastel; y el resto se reparte entre los contendientes. Lo que está muy bien, porque así, precisamente así, es como se han evitado más guerras en el mundo.

Aún así, en este Occidente en el que hemos construido el mayor espacio de libertades de todos los tiempos, seguimos conviviendo con todo tipo de fanáticos: Antidemócratas, totalitarios, asesinos, verdugos, violentos.

Los violentos siempre dicen de sí mismos que son héroes que luchan contra los poderes establecidos, que siempre e invariablemente tildan de corruptos e ilegítimos; pero ser violentos no los convierte en héroes, sólo en violentos. Son violentos no porque su lucha lo requiera, ya que el espacio de libertades que hemos creado en Occidente no requiere de una sola lucha violenta más, sino porque lo son; y usan cualquier “causa” para justificar sus desmanes. Los violentos no luchan contra el poder establecido por justicia, sino por sed de sangre; y, por supuesto, no ayudan nunca al vecino a salir de su miseria, sino que buscan tan sólo su placer personal que, de hecho, por sistema incluye el poder pisotear al prójimo, y si antes de ascender el violento al poder aquél no padecía y ahora sí, el placer es mayor.

Los violentos repiten siempre el mismo cántico: Sin mi violencia no hay cambio; y si alguien les replica que los cambios se pueden conseguir desde la paz, ellos sentencian que esos no son auténticos cambios sino que son rendiciones ante el enemigo (porque los violentos sólo tienen aliados o enemigos, como en las guerras); porque, de hecho, ellos viven en pie de guerra y atacan y atacarán a todos los que no sean de su cuerda a la primera oportunidad.

Los violentos son fanáticos, por supuesto, y como todo fanático totalitarios y despóticos, sin  colorantes, sólo despóticos. Su única razón es la de la fuerza bruta, sin balanzas ni varas de medir. El puño que ahora alcen, lo intentarán descargar contra su enemigo tan pronto como puedan.

Son violentos. Violentos, sí; violentos. Pero los violentos no nacieron siendo así. No son violentos por un ADN especial. Estos átrapas sin identidad moral no nacieron queriendo ser violentos; pero fueron maleducados en la creencia de que existen los derechos sin obligaciones ni fronteras y bajo el universal principio de que ellos pueden hacer lo que quieran con sus vidas pero los demás han de hacer con las suyas lo que a ellos les parezca. Así es como se forja a los pijos de la ira. El día que Papá Estado los desarropa y arroja al Monte Búscate la Vida sin más que el frío descampado de las miserias del mundo para guarecerse de la tormenta, montan en cólera, quieren sus derechos y aúllan a la Luna, anunciando su sed de sangre.

Temen un atentado islamista en España

Me entero a través de Anghara de que la Guardia Civil teme un atentado islamista en España como represalia a la presencia española en Libia.

Primero, como uno no es tonto y a veces hasta sabe de lo que habla, ya me adelanté a los temores de la Guardia Civil en mi anterior post, El ambiguo concepto de la guerra.

Segundo, ahora cabe preguntarse:

  • ¿Habría que decirle a Zapatero que retire las tropas de Libia para evitar las represalias?
  • ¿Corresponde que Zapatero retire las tropas por coherencia moral e intelectual con sus decisiones pasadas?

Y lo que es más importante, los que se llenaron la boca llamando «ASESINOS» a todo el que tuvieron a mano, ¿qué deberían hacer? ¿Pegarse un tiro en masa? Porque hace falta… Hace falta ser HIJOS DE PUTA para haberse llenado la boca llamando asesinos a todos los que tuvieron a mano, y ahora CALLAR COMO PUTAS cuando los que ellos han votado no están haciendo lo mismo, no. Están en PRIMERA LINEA DE FUEGO MATANDO GENTE y, por lo que se ve, exponiendo al país (y esto ya se sabe desde hoy) a un nuevo atentado. GENTUZA es lo único que cabe decir de toda esa escoria de falsa moral.

No hay crisis, no hay guerra

«No estamos exactamente en una guerra sino en el cumplimiento de una resolución de la ONU que nos pide a los países que formamos parte de la coalición que se establezca una exclusión aérea para tratar de evitar que las fuerzas del régimen Gadafi bombardeen a la población libia»

Trini Jimenez

Claro, las miles de almas que andan vagando por Libia adelante, las pobres, no se han enterado del matiz. Y tampoco el propio Gadafi parece haberse enterado, porque ha salido a dar una arenga de dictatorzuelo sanguinario hijoputa en plan: «estamos listos para la batalla», «las masas serán más fuertes que los antiáreos» (vamos, que así tengan que morir todos, no quede un desgraciado sin masacrar antes que él pierda el poder),  y más lindezas de estas. Todas en este plan. Vamos, que pareciera que el tipo se cree que está en una guerra. ¡Que escuche a la Trini, por Dios! Que ya verá qué pronto le queda claro que no…

Y no les cuesta nada

Por fin encuentro una respuesta a las paridas del eurocomisario de energía sobre el fin del mundo. Agárrense, porque se van a reir un rato, vienen desde Francia. Sí, sí. Desde Francia, efectivamente. Desde Francia, el país que se ha pasado la última semana atemorizando a medio mundo diciendo que Japón fatal, que están peor de lo que dicen, etc. Sí, desde ahí, efectivamente. ¿Y saben qué? El eurocomisario seguirá en su puesto, el gobierno francés no cesará a nadie por mantener una actitud tan incoherente. Da lo mismo. No les cuesta nada.

Pueden hablar de apocalipsis, pueden hablar de PAZ y hacer la guerra, pueden asustar al mundo y tachar de neuróticos a los demás, y NO LES CUESTA NADA.

Puede decirse:

«En todo caso la participación de las Fuerzas Armadas Españolas en misiones en el exterior se acordará con la participación del Parlamento.» (José Luis Rodríguez Zapatero, Discurso de investidura, 15 de abril de 2004).

Y empezar las acciones militares antes de someterlo a votación en el Congreso. Y no les cuesta nada.

Por echarse unas risas, pueden pasarse por LIBERTAD DIGITAL y descubrir cómo nos mienten, hasta en lo más elemental como es el currículum. Y como lo hacen incluso de la forma más burda. Y como, a la inmensa mayoría de ellos, NO LES CUESTA NADA.

Y no sólo los políticos. Los medios de comunicación, por ejemplo, también tienen su bula. Ahí lo tienen. Cuando hablamos de Japón se lo dije yo en este mismo blog y se lo corroboraba hace unos días un grupo de españoles residentes en Tokyo: Que hay mucho sensacionalismo y muy poca información rigurosa. Pero da lo mismo. NO LES CUESTA NADA. O, en este caso, lo que es peor, por dedicarse al sensacionalismo aún venden más.

La energía verde que salvará Japón

Antes de nada quisiera comenzar el artículo recordándoles que el mundo se acaba. Ya está. Se acabó. 2012, los incas tenían razón (quizá fallaron por unos meses de diferencia y tal, pero tampoco es plan afearles el asunto) y el mundo se acaba. Ya no tienen que preocuparse más por Zapatero, ni de llevar los niños al cole, o de si su jefe está de buen o mal humor. Es el fin del mundo. Hagan el amor a sus parejas, vean alguna vieja película de ovnis dominando el planeta (por lo que pudo ser y no fue) y díganle al banco que le vaya a cobrar el recibo a su santa madre, que ustedes ya no están para esas. Lo ha dicho Günther Oettinger, Comisario europeo de Energía, que es el apocalípsis, caput, bye bye. Ya no hace falta que paguen ustedes a Hacienda, el mundo se acaba. ¡Dios nos asista y no tengamos nosotros un terremoto como los japones, porque cómo estarán las centrales nucleares europeas con un payaso como éste al frente del tema energético!

Pero por si acaso el mundo sobreviviese a la catástrofe apocalíptica del señor Oettinger, la IEA (Agencia Internacional de la Energía) habla de las tareas que tendrá que afrontar Japón para sustituir el suministro de energía que las centrales nucleares le proporcionaban. Y, para alegría de todos los ecologistas del planeta su recomendación es clara: PETROLEO, GAS Y CARBON. Todo muy limpio, muy verde y muy renovable.

Mientras tanto, para los alarmistas y los que se dejan alarmar por los que se pasan la ciencia por la entrepierna, vamos a enlazar un artículo del Dr. Jose Oehmen, del MIT, que habla sobre lo que está ocurriendo en Fukushima, artículo que ahora puede verse post-edición del Departamento de Ingeniería Nuclear del referido Instituto. En su versión traducida al español: Porqué no estoy preocupado por los reactores nucleares de Japón. Nota: En el artículo del MIT actual refieren a otro enlace para la traducción (aunque advierten que no está chequeada) pero yo les recomiendo este otro porque el primero tiene un problema con las fuentes y sale todo el artículo tachado. La información fundamental es la misma en ambos, en cualquier caso.

Por destacar alguna información que me parece importante que la gente conozca:

1. La escala de Richter es logarítmica. La diferencia entre la magnitud 8.2 y 8.7 no es de 0.5, sino que un terremoto de 8.7 es 5 VECES MAS DEVASTADOR que uno de 8.2. La central fue diseñada para 8.2. NOTA: En realidad, el terremoto no fue de 8.9. Sino de entre 9.0 y 9.1.

2. Cuando el terremoto golpeó con 8.9 (nota: en realidad fue incluso mayor como recoge la Wikipedia), los reactores nucleares pasaron todos a modo de cierre automático. En cuestión de segundos, las barras de control habían sido insertadas en el núcleo, y la reacción nuclear en cadena del uranio se detuvo.

3. Cuando diseñan una central nuclear, los ingenieros siguen la filosofía de “Defensa en Profundidad”.  Eso significa que, primero, lo construyes todo para soportar la peor catástrofe que puedas imaginar, y luego diseñas la central de forma que aun así pueda con un fallo del sistema (que no pensabas que podría suceder) tras otro.

4. Se ha liberado algo de radiación cuando se ventiló la vasija de presión.  Todos los isótopos radiactivos del vapor activado han sido eliminados (desintegrados).  Se liberó una cantidad muy pequeña de Cesio y de Yodo.  Si estuvieses sentado encima de la chimenea del reactor cuando estaba siendo ventilado, deberías dejar de fumar para volver a tu anterior esperanza de vida.  Los isótopos de Cesio y Yodo acabaron en el mar y no volveremos a verlos.

Estos son sólo algunos de los puntos que creo que merece la pena tener en cuenta, pero recomiendo, seriamente, a todo el mundo que se lea el artículo completo. Luego si quiere puede decir que no le gusta la energía nuclear. A mí no me gusta el cine gore. Pero al menos que lo hagan con conocimiento y no desde el alarmismo de los medios de desinformación.