Ayer pasó algo que para algunos que íbamos a cantar ante la puerta del Grupo PRISA aquello de “España no se pisa”, hubiera resultado entonces inimaginable: EL PSOE dando el espectáculo de su vida. Y no por sus posicionamientos políticos (ahí lleva toda su vida dando un espectáculo bochornoso), sino porque lo de ayer en Ferraz fue de cine gore.
Amanecía la jornada con las declaraciones de un Felipe González que se confesaba engañado. Sí, como lo oyen, Felipe González engañado… Engañar a Felipe González… ¡Ahí queda eso!
Después conocíamos la noticia que 17 miembros de la Ejecutiva del PSOE preferían cesar en sus cargos que respaldar un segundo más a Pedro Sánchez. Y después, de boca de César Luena (papelón también el suyo para los anales), que Pedro Sánchez les hacía una peineta a los dirigentes socialistas.
Dirigentes de PODEMOS (Pablo Iglesias a la cabeza) saliendo en defensa de Pedro Sánchez, los socialistas mirando para otro lado, yo no conozco a nadie, y al final del día, tras el secuestro del retrato del hijo de Pradas en Ferraz, en Mérida un afiliado socialista se encadenaba no sé dónde para protestar por el bochorno que sentía. ¡De aurora boreal! Y yo, con palomitas… Os lo juro sin remordimiento alguno: Palomitas, refresco y disfrutando cual marrano con trufas revolcándose feliz en el lodo.. Tal cual.
Ahora bien, todo lo ayer acontecido tiene muchas aristas. En realidad, no ocurrió ayer. No empezó esta semana, viene de muy atrás y de algunas de esas aristas es de lo que me voy a ocupar a continuación, dejando algunas reflexiones que tal vez puedan ser interesantes o no, pero que, en todo caso, llaman mi atención.
¿Por qué se ha dejado llegar todo al desastre de ayer tarde? ¿Por qué no se ha actuado antes?
La pregunta primera y básica.
Pedro Sánchez es Secretario General del PSOE desde julio de 2014 y desde entonces hasta ahora no ha cosechado más que sonados fracasos electorales, pasándose por la punta del forro, por cierto, a los militantes esos por lo que tanto amor dice tener, quitando en cada junta municipal o regional a quienes estaban, poniendo a quien le daba la gana y cosechando peor resultado con su candidato que los que obtenía el que estaba previamente.
Así pues, cabe preguntarse ¿por qué no antes?
Y sobre esto, una derivada: Imaginen las posibilidades del escenario actual si el PSOE hubiera fulminado a Sánchez el 21D.
Ahora los barones socialistas pueden rasgarse las vestiduras cuanto quieran, pero tan culpable es Sánchez de la situación como ellos por su inacción previa.
¿Y las primarias?
Pedro Sánchez fue elegido en un proceso de primarias (supuestamente la apoteosis de la democracia interna de los partidos). En la práctica, no sé yo si sí o si no, pero sí sé que la elección muy afortunada no parece haber resultado.
En todo caso, cabe una reflexión sobre el tema primarias: ¿Quién lidera a quién? Porque que la militancia de un partido se aleje de la sociedad hasta liquidar el poder político de ese partido puede ser muy legítimo, pero no parece nada inteligente; y, en todo caso, ¿no ha de ser el líder el que consiga convencer a su electorado, comenzando por su militancia, y dialogar con éste para obtener su confianza?
El futuro del PSOE
Tras esta crisis parece claro que el PSOE necesitará hacer una reflexión en profundidad.
Sea como sea que se acabe saldando el final de la misma, Pedro Sánchez es historia. Ahora bien, ¿cómo es el día después de Sánchez?
Habrá unos estatutos que revisar, para evitar nuevos desastres de esta índole. Por cierto, los estatutos de los demás partidos, ¿cómo andan?
Habrá unos equipos nuevos que tendrán que regenerar la vida interna del partido y, probablemente, hacer limpieza no sólo de dirigentes que no deban serlo, sino incluso de simpatizantes que no sean los que el futuro PSOE quiera. Porque ahí está el meollo de la cuestión, el PSOE necesitará hacer una reflexión en profundidad sobre su futuro.
La crisis de esta semana, no es sólo la crisis de un trepa sin escrúpulos que acorrala a unos barones que se habían dormido en los laureles. Es el final (de momento) de la deriva a la radicalidad que inició el PSOE con Zapatero y que ha culminado en un partido que a fuerza de crear tensión en la sociedad ha acabado con la suya por las nubes. Cierto es, y conviene no olvidarlo, que a diferencia de Pedro Sánchez, Zapatero ganó dos elecciones nacionales.
Quizás haya llegado el momento de la desaparición o refundación del PSOE…
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