Teresa Rodríguez parece la protagonista de un hentai. Con su carita juvenil, su vocecilla de niña inocente y sus poses de pinky flower gótica, cuando llega el momento se despelota verbalmente con la morbosa naturalidad típica del género.
La líder podemita, a la sazón comunista fregadora de platos y profesora (así va la enseñanza en España), analfabeta sin complejos del funcionamiento de nuestras instituciones (la que dijo que oiga, íbamos a aprobar leyes que qué importaba que hubiese gobierno o no), ahora se rasga las vestiduras en público y muy notoriamente porque ha sufrido «bullying» de instituto.
La verdad es que a sus señorías debería darles vergüenza ser tan críos; y a la «lideresa» chavista, ser tan cínica. Porque si no es cinismo, ustedes me cuenta qué es, que quien está al frente de la formación chavista que ha promovido los «escraches» por toda España y cuyo líder (Pablo Iglesias) apoya a los presos de ETA, se vea ella ahora tan ofendida, sea ahora tan delicadita, la pobre que ha tenido que padecer «bullying»… ¡Ay, pobre!