… y no en el Congreso.
Y lo cierto es que da lo mismo lo que digan los llamados líderes políticos de la nación. Líderes son, justo es que se les reconozca; pues al señor Rajoy lo aupamos a La Moncloa muchos millones de españoles, y el señor Sánchez es líder (aunque débil, líder al fin y al cabo) de su partido. Pero lo cierto es que en días así de años como este uno no puede dejar de preguntarse si el liderazgo además es moral. Si la cantidad de gente que los sigue es la misma que dice el reparto de escaños que es. Y ellos, créanme, también se lo preguntan.
El de hoy no ha sido un Debate sobre el Estado de la Nación. Históricamente casi ninguno lo ha sido. Este no ha roto la regla. El de hoy ha sido la representación institucional del Sálvame de la política. Un careo de gallitos. Kikirikiii, ¿quién la tiene más grande? Y resulta que la cresta más grande es la oposición, que estaba fuera; no en el hemiciclo; y así, mientras Mariano se defendió a sí mismo, Pedro se defendió de Pablo. Y Pablo se rió de los dos con palomitas, programando su campaña como un maestro del ajedrez: Mitin en vísperas y contraprogramación del DEN para el miércoles, cuando los grandes discursos ya no están en cartelera.
Lo demás que se cuente de este debate es anecdótico. Queda para la reflexión por qué Mariano Rajoy negó el rescate. Si aceptándolo hubiera podido articular un discurso mucho más cómodo y meritorio: Aceptamos el rescate, nos intervinieron y no pudimos hacer todo lo que queríamos hacer, y aún así comparen nuestra evolución con la de otros países que también lo han pasado. Pero no. Lo negó. Los doctores de la política explicarán porqué. Y queda para la historia la perplejidad de Isabel San Sebastián cuando descubrió que Mariano Rajoy es socialista:
Es verdad que pagamos ahora más impuestos que con el gobierno socialista, pero nunca pensé que un presidente del PP presumiría de eso…
— Isabel San Sebastián (@isanseba) febrero 24, 2015
¿Qué más puedo decir? Ya lo dejé por escrito en El Valor de la Palabra; pero por si no quieren gastar su tiempo leyendo el citado post, yo se lo resumo: A fuerza de hacer falsas promesas se forjan desencantos.